Vaya tema fascinante, el de las falsificaciones en el mundo del arte. Una actividad de alto riesgo y alta recompensa que requiere habilidad con el pincel, disfraces y performances, nervios de acero y mucha, mucha suerte. Definitivamente no apta para cardíacos. Ha generado increíbles capítulos en la historia, parece ser más emocionante que cualquier película al respecto y nos acompaña desde que las finanzas, la oferta y demanda, se mezclaron con lo artístico creando un monstruo, un mercado millonario.

En el otro lado de la moneda están las reproducciones, irónica pero expertamente descritas en este artículo como: “.. verosimilitud precisa, sin engaño. Ellas se esfuerzan por ser copias perfectas, inocentes y honestas”. Las ganancias son modestas, los riesgos mínimos porque todo es legal, el mercado pequeño pero cumplidor, y siempre presente. Dentro de este escalón humildemente se desarrolla la naciente y prometedora compañía Posterity; no sabemos si han escuchado hablar de ella, pero está innovando y elevando el nivel de la conversación.

En el centro, más interesante aún, existe un espectro de posibilidades que quizás eluden a curiosos casuales como nosotros. En el tercero en su serie de artículos sobre el tema, Rex Sorgatz informa: “No hace mucho tiempo, una “copia auténtica” de una obra de arte era un fenómeno relativamente común. Antes de la fotografía, ¿de qué otra manera podrías tener alguna concepción de lo que era la Mona Lisa sin visitar el Louvre?”. Una excelente pregunta. Un caso para reflexionar. Sin embargo, es el ejemplo menos interesante que presentaremos, ya que la caja de pandora que destapamos nos devela sorpresa tras sorpresa.

Le damos la palabra a Leo Segedin, que en su ensayo “Copies and Forgeries: What Difference Does It Make?” explica: “Una vez que exigimos que las obras de arte sean originales, encontraremos que tenemos un problema con las múltiples impresiones – grabados aguafuerte, grabados en madera y xilografías – hechas por artistas individuales o estatuas vaciadas de arcilla o modelos de cera hechos bajo la supervisión del artista. ¿Son todas esas impresiones y estatuas igual de originales? Esculturas son vaciadas en moldes hechos por Rodin hace 100 años con el permiso legal de su familia y son vendidos a coleccionistas como Rodins originales; impresiones son tomadas de placas hechas por Rembrandt hace 350 años. Vaciados en bronce fueron hechos de los originales en arcilla de Degas después de que murió. ¿Qué tan originales son estos?” Otra fenomenal pregunta que probablemente genere tantas respuestas como mentes la consideren.

En artículo para “Nueva Revista” Fernando Rayón identifica otro caso que abre infinitas posibilidades: “La creación, por parte de los maestros, de talleres que pudieran satisfacer las grandes demandas y encargos que les hacían vino a establecer unos nuevos criterios, aún hoy no asimilados por los expertos, sobre lo que era una obra original del maestro y aquella que hacían sus discípulos. Entre una y otra había un amplio abanico de posibilidades: «basada en un dibujo del maestro», «en una idea original del maestro», «comenzada por el maestro y terminada por un discípulo», «obra de un discípulo retocada por su maestro», «de taller pero firmada por el maestro».” Si a este fenómeno le sumamos el paso del tiempo que desintegra las pruebas y elimina los testigos, ¿cuántas obras con estas características no rodarán por el mercado? Algunas, estamos seguros, sin intención malévola.  

Y en el presente, era del arte digital, entra la tecnología a generar nuevos puntos en el espectro. Para explicar exactamente qué es la imagen de abajo, le devolvemos el micrófono a Rex Sorgatz: “Es en realidad una “réplica tridimensional premium” fabricada por Fujifilm en conjunto con el Van Gogh Museum en Amsterdam. Anunciando su tecnología replicante, escriben: Los originales son recreados en tamaño, color, brillo y textura para lograr la máxima reproducción de fine-art”. El futuro es ahora, dicen. La reproducciones se llaman Relievo y Cannon tiene un producto similar al que llaman Océ. Ambas incluyen la parte de atrás de la pintura.

Igual, no hay que llegar tan lejos. En el segundo de la serie, Mr. Sorgatz provee una lista de páginas chinas que venden reproducciones de pinturas famosas hechas a mano. Y el punto es que, tecnología o no, la línea que separa al original de sus copias es difusa y las trampas son muchas cuando de dinero se trata. Leo Segedin afirma: “Historiadores de arte han estado famosamente equivocados al reconocer falsos y falsificaciones”; Sorgatz clama: “… Muchos expertos estiman que cerca de la mitad de todo el arte en circulación es falso. En otras palabras, quizás la copia ya usurpó al original” y Fernando Rayón identifica un par de famosos casos en museos de España.

Permitamos que Mr. Segedin cierre la parte emocionante del artículo: “Mientras que las falsificaciones siempre han acompañado (son un “subproducto”) al coleccionismo de arte, desde el Renacimiento, con el desarrollo del aura rodeando la noción del artista-genio y especialmente desde los 1880, con la oleada hacia el mercado del arte de “squillionarios” coleccionistas de arte Americanos, el mercado por falsificaciones Fine Art ha crecido inmensamente. Aunque el propósito de tales falsificaciones para el falsificador es obviamente el engaño, bien sea por ganancia financiera o gratificación personal, la pregunta en la mente de muchos espectadores es: ¿Si no puedes ver la diferencia, qué diferencia hace? ¿Qué hay de malo en algo falso?

Por suerte, es una pregunta que en Posterity no tenemos que responder. Como defensores y propulsores del arte digital, nuestra tarea es ayudar a los nuevos talentos a producir dinero en medio de un despiadado mercado que nada tiene que ver con el de hace dos siglos y poco los aprecia. Nuestra misión es proveer la plataforma para que estos artistas puedan vender cientos de reproducciones en lugar de un original, actividad acorde con las características del mundo digital en el que vivimos, en el cual es posible producir tales copias sin perder un ápice de lo que hace especial tal original. Ayúdanos en nuestra misión, apoya a los artistas y decora tu hogar con una pieza que hable por tí y comunique quién eres, en nuestra tienda.

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